¿Cómo debe ser una pedida de mano? Ya has decidido que quieres pasar el resto de tu vida con ella y por eso vas a pedirle que se case contigo. Sabemos que ponerle un anillo en la mano a tu pareja es un momento delicado, lleno de nervios y emociones, pero, que no cunda el pánico.

Si sabes como sobrellevar la situación y sigues nuestros consejos todo saldrá sobre ruedas, quedarás como el novio perfecto y, lo más importante, tendrás un sí como respuesta. ¿Estás listo para saber que es lo que no debes hacer cuando le pidas la mano a tu novia?

1. Asegúrate de que es un buen momento

Esto, que puede parecer una obviedad, es lo más importante de todo y, sorprendentemente, el motivo por el que fracasan muchas pedidas de mano. Algunos hombres pueden pensar que, si la relación está pasando por una mala racha, es el momento de demostrar más compromiso dando el gran paso adelante. Error.

Intentar salvar, mediante el matrimonio, aspectos de la relación que no acaban de funcionar o que todavía necesitan trabajo suele ser una equivocación. En cambio, un momento en que el amor entre los dos esté fluyendo sin obstáculos será mucho más fácil no sólo conseguir hacer una buena pedida de mano, porque estarás inspirado, sino que también garantiza la respuesta que andas buscando. ¡Sé listo y atento a las sutilezas!

Otra cosa importante: estamos en el siglo XXI y el matrimonio ya no es nada impuesto, sino más bien una decisión de dos personas. Lo normal sería haber tenido ya alguna conversación al respecto, por pequeña que sea, antes de que te pongas de rodillas. Que la pedida de mano salga de la nada puede asustar a tu novia, así que si lo estás pensando y todavía no habéis hablado nunca sobre el matrimonio, intenta sacar el tema de forma disimulada. ¡Tantear el terreno es de sabios!

2. Planéalo pero sin pasarte

Una vez hayas verificado que tu relación está en un buen momento, ya puedes empezar a pensar como vas a pedirle matrimonio. Hay mil formas de hacerlo, pero una vez te hayas decantado por una, recuerda una cosa: al final se trata de que tú y tu pareja toméis una decisión. Es decir, no deja de ser una conversación, aunque tenga una forma especial.

Lo que queremos decir es que no tienes que perder la naturalidad ni dejar que se te coman los nervios. Probablemente tengas ya mucha confianza con tu pareja si has decidido casarte con ella, así que toma aire y relájate. No te conviertas en un desconocido.

Algo muy importante a recordar es que debes dejar espacio para lo espontáneo. No quieras tenerlo todo tan pensado y calculado, porque la reacción de tu pareja también forma parte de la conversación.

Conclusión: piensa en la forma que quieres que tenga tu pedida de mano, pero una vez estés en el momento deja que la situación fluya.

el sitio es importante

3. El sitio es importante

No esperamos que hagas las mil y una filigranas cuando vayas a pedir matrimonio, ni que lo hagas bajo una cascada o en lo alto de un rascacielos. Pero un poco de romanticismo nunca va mal.

Lo que queremos decir es que no le pidas matrimonio en el bar de la esquina o en cualquier sitio sin nada especial. En vez de caer en una simplez sin sentido, piensa en algún sitio que signifique algo para los dos, por ejemplo donde os conocisteis. También puedes aprovechar una escapada o una sesión especial de algo que os guste hacer juntos, por ejemplo, si vais todos los domingos a pasear por el bosque…

4. El momento también importa

A diferencia del primer punto que hemos comentado, sobre ver si la relación está en un buen momento, aquí nos referimos al momento concreto que elijas para pedirle la mano a tu pareja.

Sólo se trata de tener un poco de sensibilidad e intuición, ver si está pasando por unas malas semanas en el trabajo o si hay algo que le preocupe. Si está pasando por un momento duro ya sea por trabajo o familia, probablemente no necesite pensar en otras cosas. En un caso así, te recomendaríamos que tengas paciencia y esperes generosamente hasta que no haya demasiado caos ni estrés en su vida.

Por eso es buena idea tomarse unas mini vacaciones o hacer una pequeña escapada, para relajar las tensiones del día a día y encontrar un momento dulce para hacer la pregunta.

5. La pedida de mano es mejor en privado

Muchos hombres optan por involucrar a más gente en su pedida de mano, ya sea amigos o familia. Honestamente, es una opción que puede fallar en muchas ocasiones. La intención es bonita, compartir ese momento con los seres queridos y, además, contar con un poco de apoyo. Pero no hagas que tu novia se sienta acorralada frente a la pregunta.

Piensa que cuanta más gente esté involucrada, más son las posibles resoluciones que pueda tener la situación y lo que te interesa es dar en el blanco. Por todo ello, no dejes que nadie se entrometa y asegura un espacio íntimo y seguro donde estar a solas con tu pareja. No hay necesidad de poner más tensión a la situación y ya tendréis tiempo de dar la noticia y celebrarlo con todo el mundo.

6. Mantenlo en secreto

Aunque quizá hayas discutido el tema del matrimonio con tu pareja y el próximo paso sea evidente, puedes hacerlo como una sorpresa y hacerlo cuando menos se lo espere. Si este es tu caso, hay una regla que deberás seguir: mantén la discreción.

Muchas veces habrá ocurrido lo peor y es que la novia se entere de que su pareja está planeando pedirle matrimonio antes de que él haya tenido tiempo de hacerlo. Sorpresa arruinada, y ¿de quién es la culpa? Probablemente de otra persona algo torpe, pero indirectamente la responsabilidad recae sobre ti. Así que cuida a quien le cuentas tus intenciones, no dejes que te arruinen un día para la memoria.

Mantener el secreto en el círculo más íntimo y pequeño posible también sirve para evitarte dolores de cabeza y confusión. Las reacciones de tus amigos y familia serán muchísimas y probablemente cada uno de ellos quiera darte algún consejo, lo cual no hará otra cosa que ponerte más nervioso.

Como ya hemos dicho: si involucras a más gente de la cuenta, la cosa se te puede ir de las manos.

no lo compliques

7. No lo compliques

Seguro que has visto incontables vídeos de pedida de mano y la verdad es que hay de todos los colores. Pero pregúntate si lo que quieres es darle una agradable sorpresa a tu pareja o crear un vídeo viral.

Recuerda que esto es cosa de dos, así que intenta dejar espacio para que tu pareja pueda reaccionar, no sobrecargues la velada con demasiados preparativos. Una vez más: cuantos más aspectos le añadas a tu plan, más cosas pueden salir mal. Y, al fin y al cabo, pedirle matrimonio a tu pareja no debería ser algo a temer, si no más bien un momento bonito para los dos.

8. No quieras sorprender demasiado

Antes hablábamos de las sorpresas y de como mantener el secreto. También hemos hablado de dejar espacio a lo espontáneo y de no sobrecargar demasiado la situación.

Este consejo va en la misma línea, pero nos referimos a las expectativas que tú mismo puedas tener sobre este momento tan especial, el de pedir la mano de tu pareja. No hace falta que montes castillos en el cielo y cientos de globos en el aire. Piensa en cómo es tu pareja y en las cosas que le gustan.

Si ella es más bien tímida, pregúntate si le gustaría una pedida de mano a lo grande o quizá algo más íntimo. Si ella es más bien romántica y apasionada, quizá puedes apostar por algo más atrevido. Pero la cuestión, al fin y al cabo, es que tú no dejes de ser quien eres y que no hagas que tu pareja se convierta en algo que no es. Parece un juego de palabras, pero sabemos de lo que hablamos.

9. El alcohol para después

Es cierto que el alcohol te quita la timidez y le da un empujoncito a la autoestima. Eso está muy bien si estás de fiesta con los amigos, pero no recurras a ello para calmarte los nervios. Una situación que debes evitar es estar bebiendo, incluso con tu pareja, antes de pedirle matrimonio.

Beber en una situación de nervios solo te hará más torpe y te quitará toda intuición sobre lo que debes hacer. Así que si no quieres meter la pata, ¡deja el brindis para luego!

10. Anillos de pedida de mano

¿Habías pensado en el anillo? Parece sorprendente, pero es un error muy común: muchos hombres le piden matrimonio a su pareja con las manos vacías. No es que aboguemos por el materialismo, pero un anillo de pedida es sin duda un símbolo que solidifica el compromiso.

En cuanto a dar el anillo, hay un par de cosas que debes tener en cuenta. En primer lugar, piensa si se lo vas a entregar tú o vas a hacer que lo encuentre ella. Si te decantas por esta última opción, no lo pongas muy difícil ni caigas en ridiculeces.

Tampoco debes olvidar el orden en que debes actuar. Por si acaso, te lo recordamos. Primero tienes que preparar el terreno y, una vez lo veas claro, hacer la gran pregunta. Obviamente, espera la respuesta y, si es afirmativa, luego le das el anillo y se lo colocas en el dedo. Parecen unos pasos muy obvios, pero si no lo has pensado antes y te agarran los nervios, puedes hacerlo al revés y entorpecerlo.

Recuerda que un anillo de pedida hace que todo quede grabado en el tiempo y que, cada vez que os fijéis en él, vais a pensar en la boda que tenéis por delante. Quizá es tiempo de ir pensando en los preparativos…